Generalmente se asocia a los deepfakes con la creación de imágenes de rostros o cuerpos falsos (por ejemplo, el famoso fake Tom Cruise), y los peligros que esto representa para la credibilidad y la desinformación, así como para la creación de imágenes pornográficas. Además de estos usos comunes, recientemente, geógrafos advirtieron en un nuevo paper sobre una tendencia emergente: imágenes satelitales falsas.
Estas imágenes impactan directamente en softwares que se alimentan del uso de imágenes de terrenos, como los empleados para planificación militar, estudios de cosechas o cursos de ríos. También se advierte sobre su efecto en la investigación periodística e histórica. Por ejemplo, algunos reportes de imágenes satelitales fueron cruciales para comprobar la existencia de campos de concentración de la población Uyghur en China.
En el escenario actual, con miles de sitios y redes sociales dedicados a esparcir teorías conspiratorias, uno de los aspectos problemáticos de los usos de deepfakes geográficos es que pueden ser empleados para dar credibilidad a este tipo de historias y fomentar la creciente disociación de la realidad.